Un exceso de azúcar puede provocarnos una esteatosis hepática no alcohólica, muy parecida a la que es ocasionada por el consumo de bebidas alcohólicas. El hígado acumula esta sobredosis de azúcar, que posteriormente se transforma en grasas, originando el hígado graso, una posible cirrosis hepática o incluso cáncer.
Como síntomas del primero, destacamos dolor en la parte superior derecha del abdomen, fatiga crónica, malestar y pesadez, entre los más leves. Dentro de la cirrosis, podemos incluir también la formación de hemorragias hinchazón de las extremidades inferiores, pérdida del apetito, náuseas...
En términos generales, todas estas patologías comparten los mismos signos y síntomas.
Hígado graso
Cirrosis hepática
Cáncer de hígado
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