Metadona: efectos secundarios
La metadona puede producir adicción, dependencia física y psíquica y tolerancia tras la administración repetida semejante a la de la morfina. La suspensión abrupta de tratamiento puede desencadenar un síndrome de retirada, menos intenso pero más prolongado que el que se desencadena por la retirada de morfina, por lo tanto, esta suspensión del tratamiento debe ser de forma gradual. Los mayores riesgos con el uso de metadona son la depresión respiratoria, depresión circulatoria, paro respiratorio, shock y paro cardíaco. Los efectos secundarios más frecuentes son el delirio, vértigo, sedación, náuseas, vómitos y transpiración. Otras reacciones son euforia, disforia, debilidad, dolor de cabeza, insomnio, agitación, desorientación, disturbios visuales, boca seca, anorexia, constipación, espasmo biliar, enrojecimiento de la cara, bradicardia, palpitaciones, desmayo, síncope, retención urinaria, reducción de la líbido y/o impotencia, prurito, urticaria, edema, trombocitopenia.
La sobredosis aguda se caracteriza por depresión del sistema nervioso central que va desde el estupor al coma profundo.
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